Los niños con tumores malignos se ven expuestos a un mayor riesgo de complicaciones infecciosas secundarias, debido a que su sistema de defensa puede ser comprometido por la enfermedad o por el tratamiento antineoplásico. De esta forma, enfermedades infecciosas que pueden ser prevenibles con la vacunación.
La mayoría de los niños con cáncer tienen un funcionamiento perfecto del sistema de defensa, en el momento de presentación de la enfermedad. Sin embargo, tras el comienzo de la quimioterapia, el sistema de defensa es rápidamente comprometido ya que casi todos los fármacos utilizados para tratar tumores malignos tienen un efecto negativo sobre los mecanismos de defensa naturales, y este daño está relacionado tanto a la dosis como a la duración del tratamiento.